El especialista en derecho internacional Marcelo Kohen viajó
a las Islas para dar a conocer 20 puntos de un posible acuerdo.
Por Juan Robledo 22 de marzo de 2018Abogado especialista en D.I. Marcelo Kohem |
La carencia argentina de una propuesta concreta hace que el
vacío se llene con "las ideas más recalcitrantes, que no quieren que haya
una solución: lo que circula en los medios de Gran Bretaña y las Islas es que
es la Argentina la que quiere colonizar las Malvinas, que queremos crear una
situación extraña a lo que es hoy la situación de las Islas", explicó el
especialista en derecho internacional Marcelo Kohen, quien fue abogado de la
Argentina en en las disputas con Uruguay, por las pasteras, y contra Ghana, por
la Fragata Libertad.
Para salir del "punto muerto" en el que se
encuentra hoy el conflicto, Kohen propone comenzar a discutir una propuesta
concreta. Y para hacerlo, la semana pasada viajó a las Islas Malvinas, alquiló
el salón de la Cámara de Comercio local y puso un aviso en el diario local
invitando a los isleños a escuchar sus "Ideas para avanzar en la solución
de la disputa por las Islas Malvinas". La respuesta fue algo
desalentadora: sólo ocho isleños concurrieron, algunos de ellos muy hostiles.
"Una persona me dijo que yo era el mal, otro me dijo que yo era el enemigo
y otro me dejó un mensaje anónimo en el hotel", recordó entre risas.
Esta semana, Kohen repitió su exposición en Buenos Aires, en
un colmado auditorio del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales
(CARI).
Pero ¿de qué trata esta primera propuesta para la solución
del conflicto por la soberanía de Malvinas? Son 20 puntos que Kohen resume en
cuatro palabras: soberanía argentina, autonomía isleña. De modo algo más detallado,
se prevé la constitución de una provincia especial con un régimen aduanero,
fiscal, migratorio y monetario propio, la coparticipación de lo producido por
la explotación de la plataforma continental y la zona económica exclusiva, y,
la medida más polémica, la posibilidad de que los isleños puedan realizar un
referéndum a los 30 años de vigencia del sistema y adquirir la soberanía plena.
Conciliación
Tomando el antecedente de la disputa entre Timor Oriental y
Australia por la plataforma continental (donde era aplicable la Convención de
las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar), Kohen propone utilizar este
mecanismo de resolución de conflictos que es similar al de un procedimiento
arbitral, donde hay una comisión de conciliación compuesta por cinco miembros,
algunos de ellos designados por las partes y otros designados por un mecanismo
previstos. Las partes presentan ante la comisión su caso como si fuera un caso
contencioso, pero la ventaja es que no sólo se pueden discutir cuestiones
jurídicas, sino otras que van más allá. Luego de oír a las partes, el cuerpo
elabora una propuesta, que tiene en cuenta los elementos jurídicos y
extrajurídicos. La propuesta de la comisión no es vinculante, y puede ser
rechazada por alguna de las partes.
El procedimiento es confidencial y no se corre riesgo,
porque no hay posibilidad de imponer la solución que surja como propuesta.
"Es una manera de avanzar", dice Kohen.
Para Kohen, más allá de la politización reciente, no hay
dudas sobre el nombre: Malvinas en castellano, Falkland en inglés, Malounines
en franciés…
Para Kohen, más allá de la politización reciente, no hay
dudas sobre el nombre: Malvinas en castellano, Falkland en inglés, Malounines
en franciés…
Provincia especial
Si bien en la actualidad se las considera parte de Tierra
del Fuego, las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur deberían
constituir una provincia especial separada. En efecto, la ley de
provincialización de Tierra del Fuego dice en su artículo 2 que su territorio
queda sujeto "a los tratados con potencias extranjeras que celebre el
gobierno federal, para cuya ratificación no será necesario consultar al
gobierno provincial".
"Si hay una solución a las Malvinas, la solución no va
a ser que pertenezca a la provincia de Tierra del Fuego: esto es parte de la
propaganda británica, muy presente en las islas, que dice que los consideramos
parte de esa provincia, cuando es evidente que no puede aplicarse el mismo
régimen de la provincia de Tierra del Fuego a la situación actual de las Islas,
si es que queremos respetar el precepto constitucional que dice 'respetando el
modo de vida de sus habitantes', y las resoluciones de la Asamblea General de
la ONU y del Comité de Descolonización, que hablan de respetar los intereses de
los habitantes", explicó el abogado.
Según su criterio, esto resultaría atractivo para los pues
en la actualidad el Reino Unido considera a las Georgias del Sur y las Sandwich
del Sur un territorio de ultramar distinto del de Malvinas, con lo cual los
recursos marinos alrededor de esas islas son directamente explotados
–ilegalmente- por el Reino Unido.
El nombre de las islas
"Hay mucha confusión en esto: las Islas Malvinas son
las Islas Malvinas en castellano, son las Falklands Islands en inglés y îles
Malouines en francés… Se ha politizado la cuestión del nombre de las islas,
cosa que no era así en el siglo XIX o antes. Decir Malvinas Islands es tan
absurdo como decir Islas Falklands. Nos perdemos en el laberinto de cuestiones
accesorias".
El nombre de la capital
Si bien es un punto sensible, para Kohen no hay dudas:
"El nombre de Puerto Argentino fue colocado por un decreto del gobierno
argentino de abril de 1982. Durante todo el tiempo anterior a abril de 1982
utilizamos en el territorio continental la expresión 'Stanley'. Creo que en una
resolución del conflicto el decreto del Poder Ejecutivo diciendo que el nombre
de una localidad es tal sería derogado".
La organización de la provincia
En su propuesta, la provincia tendría que tener un estatuto
especial, con todos los derechos y prerrogativas que tienen todo el resto de
las provincias, pero con un régimen similar al de las regiones autónomas chinas
de Hong Kong y Macao. Se trataría de un régimen de autonomía con
características propias: régimen aduanero, fiscal, monetario y de inmigración propio.
También podrían conservar el inglés como lengua oficial.
Régimen migratorio especial
Ayudaría a contrarrestar la idea de que Argetina busca
imponer un cambio total en la composición demográfica de las Islas. "Si
decimos 'respetando el modo de vida de sus habitantes', esto es algo
importante, como lo es que el inglés sea el idioma oficial", afirma Kohen,
y explica: "La autoridad de la provincia especial decidirá quién puede
residir ahí y quién no. No cualquier argentino podrá vivir ahí: este régimen migratorio
especial existe, además de en Hong Kong y en Macao, en la región de San Andrés
en Colombia. Un colombiano de Bogotá, si quiere mudarse a San Andrés o
Providencia, necesita la autorización del gobierno de San Andrés o Providencia.
Es una manera de preservar el modo de vida de sus habitantes: si el día de
mañana 10 mil argentinos se instalan en las islas Malvinas, habrá un cambio
total en la composición demográfica y en el modo de vida de sus
habitantes".
Recursos naturales de los espacios marítimos
En la actualidad, en Argentina las provincias costeras son
las titulares de los recursos naturales del mar territorial, por lo que nada
impide que se aplique el mismo criterio para las Malvinas.
Plataforma continental y zona económica exclusiva
Para Kohen, sobre este punto -tal vez uno de los más
álgidos- es posible pensar un régimen de coparticipación entre el Estado
federal y el Estado provincial.
Representación propia en organismos internacionales técnicos
Inspirado en la situación de Groenlandia, que es parte de
Dinamarca pero tiene representación propia en el Consejo del Ártico. Así, los
isleños podrían tener sus propios representantes en los organismos técnicos
internacionales donde tengan intereses.
Organización regional de ordenamiento pesquero en el
Atlántico Sur
Impulsada por los británicos desde hace tiempo, un eventual
organismo que ordene la pesca en el Atlántico Sur es algo que la Argentina no
puede aceptar hasta tanto haya una solución de la controversia por Malvinas. En
un eventual acuerdo, podría aceptarse que la Argentina promueva ese organismo y
que tenga participación de la provincia especial.
Doble nacionalidad
Por la ley argentina, los nacidos en las islas Malvinas son
argentinos. Sin embargo, la Argentina no puede privarlos de la nacionalidad
británica a aquellos que la ostentan. En el marco de un acuerdo, podría
especificarse que todos los descendientes hasta el final de los tiempos de las
Islas que gozan de nacionalidad británica podrán seguir teniendo nacionalidad
británica. "Es un punto que podría darles una estabilidad que hoy no
tienen: de la misma manera que el parlamento británico en el '83 les dio la
ciudadanía plena con posibilidad de establecerse en la metrópolis, en el futuro
podría sacárselos -por más que hoy suene improbable-. Si en un acuerdo
internacional el Reino Unido se compromete a que todos los descendientes de las
Malvinas serán británicos, es una estabilidad el Parlamento británico hoy no
les da", sostiene Kohen.
Aceptar la exploración científica en las Georgias y
Sandwichs del Sur.
Aceptar la constitución de un consulado británico en las
islas.
Desmilitarización
En un plazo breve, el Reino Unido debería retirar sus
tropas. La provincia podría constituir una fuerza policial provincial, pero las
islas debería ser desmilitarizadas.
Garantes
También podrían establecerse dos países garantes para
fortalecer la idea del cumplimiento. Si bien en el CARI evitó dar nombres,
trascendió la posibilidad de que los garantes fueran Canadá y Brasil.
Referéndum
Es uno de los puntos más polémicos, y copia el modelo que
aplicó Francia en el territorio de ultramar de Nueva Caledonia. En 1988, para sofocar
un movimiento independentista, François Mitterrand ofreció un acuerdo más
favorable a los kanak con la posibilidad de realizar un referéndum 30 años
después.
"Los isleños no son titulares del derecho de libre
determinación, no pueden decidir la controversia de soberanía entre Argentina y
el Reino Unido. Sin embargo, se puede pensar una fórmula según la cual después
de 30 años de aplicarse este régimen, pueda organizarse un referéndum para
decidir si se mantiene esta situación o si las islas podrían asumir una
soberanía plena. Para convocar a ese referéndum, serían necesarias tres quintas
partes de la Asamblea. Hay que examinarla, pero es una propuesta que permitiría
una conciliación de las diferentes posiciones de las partes", dice el
especialista.
Corte Internacional de Justicia
Debería preverse un mecanismo de solución de controversias
en caso de conflictos sobre la interpretación del acuerdo, que prevea la
participación de los países garantes y a la Corte Internacional de Justicia
como tribunal de alzada.
Previsiblemente, la propuesta de Kohen -argentino, pero vive
desde hace años en Suiza, donde es profesor de Derecho Internacional en el
Instituto de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo de Ginebra, y es
secretario general del Institut de Droit International- tuvo mejor acogida
entre los diplomáticos argentinos que los escucharon en el CARI que entre los
pocos isleños que lo hicieron la semana pasada.
Más allá de las posibilidades de prosperar o no, la
propuesta tiene el valor de ser la primera que da algunas precisiones sobre
posibles soluciones, echando mano a mecanismos ya utilizados por otros países.
Además, como "es muy probable que la opinión pública argentina tenga una
idea muy abstracta sobre qué serían las Islas Malvinas una vez resuelto el
conflicto", sirve también para comenzar a delinear algunos contornos más
precisos.
La propuesta está más dirigida a los isleños que al Reino
Unido, una paradoja que Kohen reconoce: "Por ahí ese es el lado por el que
podemos avanzar. El Reino Unido ha dicho y ha repetido hasta el cansancio que
hará lo que los isleños quieren. Tenemos que tener una política para los
isleños".
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