Malvinas: con emoción y llantos, madres de los 88 soldados
NN ahora identificados terminaron su luto
María del Carmen Penón de Araujo y Julia Franco contaron
cómo 35 años después les pudieron decir adiós a sus hijos. Ahora esperan viajar
a las islas a poner una flor en sus tumbas.
Después de 35 años, dos madres de soldados caídos en la
Guerra de las Malvinas y que recibieron la identificación de los cuerpos que
estaban enterrados sin nombre en el cementerio de Darwin le dijeron, con
llantos y emoción, adiós a sus hijos. Fue un luto de 35 años que recién terminó
ahora con esta identificación.
"Le agradezco al enemigo por haber cuidado con tanto
respeto los restos morales de mi hijo", expresa María del Carmen Penón de
Araujo, en una entrevista "Ahora, ya sé que él no va a volver nunca
más", dice, resignada, Julia Franco.
Se trata de dos de 88 identidades que están involucradas en
el trabajo de ADN que realizó el Comité Internacional de la Cruz Roja, en un
acuerdo con Gran Bretaña, sobre una base de 121 tumbas -todas ellas llevaban la
placa "solo reconocido por Dios"-. En esta necrópolis militar hay
enterrados 237 argentinos sobre un total de 649 muertos que dejó el conflicto
del Atlántico sur.
"Para mí, con esta confirmación mi hijo nació de nuevo.
Es todo tan mágico, que tengo miedo de que se corra el velo y me despierte de
este sueño. Aunque no, ahora sé cuál es la verdad y estoy agradecida",
afirma María del Carmen, de 81 años, madre del soldado Elbio Eduardo Araujo y
quien formó parte del primer grupo de familiares que recibió la confirmación de
ADN. Además, le dieron dos paquetes cerrados al vacío con objetos personales
encontrados junto al cadáver.
Allí estaba la licencia de conducir, el certificado a pago
de un centro de estudios en Quilmes (el joven pensaba terminar el secundario),
la libreta del regimiento, una estampita de la Virgen de la Merced y un cordón
verde que correspondía a su uniforme. Ella se aferra a los objetos, con el
dolor de una madre, y como si tuvieran vida.
La primera versión que recibió la familia en 1982 daba
cuenta de una bomba que había caído de lleno en la trinchera y los restos del
soldado Araujo -que pertenecía al Regimiento Infantería Mecanizado 7
"Coronel Conde" de La Plata- se habían fundido con la tierra. Por
eso, en un viaje a Malvinas de 1991, a María del Carmen y su hija menor, María
Fernanda (hoy Presidenta de la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e
Islas del Atlántico Sur) les alcanzó con besar la tierra de Monte Longdon.
"La encargada del ADN me contó que Eduardo solo tenía
una herida del pecho. El resto del cuerpo estaba intacto. Nosotros siempre
creímos que una bomba le había caído de lleno”.
Sin embargo, la verdad era otra. "La encargada del ADN
me contó ahora que Elbio solo tenía una herida del pecho. El resto del cuerpo
estaba intacto”, detalla María del Carmen. Se habían confundido con otro
soldado. “Ahora sueño con ver la placa con su nombre en la tumba, porque ya
sabemos dónde está. Sé que él nos tenía preparada esta sorpresa para el final,
es un regalo cielo”, agrega.
Para Julia, de 75 años, madre del soldado Ángel Amado Franco
Benítez, la noticia de la identificación fue un golpe muy duro. "Nos
dieron una carpeta donde cuenta cómo fue el proceso de identificación. Indica
que todo se dio muy rápido: lo sacaron de la tierra, le hicieron el análisis y
enseguida dio positivo con mi sangre. Hay fotos de eso, yo no quise
mirar", reconoce, y asegura que todavía se está recuperando a prueba de
muchas lágrimas.
Julia, oriunda de Chaco pero instalada desde antes de la
guerra en la localidad bonaerense de Banfield, sufrió durante todos estos años
la falta de comunicación. Nunca le llegó una carta desde las islas, ni el
Ejército le facilitó información que certificara la muerte de su hijo. Y eso
que sus otros dos varones, Raúl y Damián, reclamaron sin cansancio por su
paradero.
"Nos prometieron que van poner el nombre de los
soldados identificados en las cruces del cementerio de Darwin".
Por eso, a ella no le quedó más que esperar junto al único
recuerdo que le había quedado: una foto ampliada en primer plano de ese chico
de 18 años vestido con uniforme verde y expresión dura.
La original de esa imagen se la había dejado el mismo Ángel
arriba de la mesa, tras partir rumbo a La Tablada para unirse junto al Regimiento
de Infantería Mecanizado Nº 7 en 1962. "Nos prometieron que van poner el
nombre de los soldados identificados en las cruces. También, nos prometieron
viajar a Malvinas. A mi me gustaría ir, porque nunca tuve la oportunidad.
Quiero ponerle una flor en su sepultura. Ahora ya sé que no a volver nunca
más", cierra Franco.
Madres de la Patria.
Esto hecho histórico se suma, además, al acto en
conmemoración realizado los primeros días de noviembre y encabezado por el Jefe
del Ejército, Teniente General Diego Luis Suñer. Allí, en el Regimiento de
Patricios, le otorgaron a las madres la Orden de Servicios Distinguidos al
Mérito Civil. Entre las homenajeadas, además de María del Carmen y Julia,
estuvieron Amanda Elsa Calbin, María del Carmen Molina de Bordón, Hilda Beatriz
Díaz, María Antonia Lobos Olivares, Aída Manuela Cejas, Delmira Hasenclever de Cao
y Idelina Saucedo, entre otras.
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